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“Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada.” Mateo 24:1-2
La reconstrucción del segundo templo de Jerusalén comenzó en el año 19AC por Herodes El Grande y fue terminado mas de 60 años después de su muerte en el año 63 DC. La restauración del templo en realidad no era por motivos espirituales por parte de Herodes, sino por razones políticas y era a la vez una manera de demostrar su grandeza. Durante este tiempo los judíos aun adoraban y hacían sacrificios según las enseñanzas del Tora.
En el año 70 DC, este templo fue destruido por cuatro legiones romanas bajo el mando de Tito, el emperador, como una manera de aplacar la insurrección en contra del estado por parte de los judíos.
¿Pero como es eso que Jesús profetizó que no quedará piedra sobre piedra?
¿Será esto solamente una exageración literaria?
Resulta que los soldados romanos incendiaron el templo. Esto causo que todo el oro que existía en el templo se derritiera y corriera entre las grietas en medio de las piedras. Es por eso que cada piedra fue removida por los romanos en busca del oro. Desde entonces, los judíos no han podido ejercer sacrificios de animales.
Una de las razones por las que Dios permitió la destrucción del templo es porque Jesús, el cordero de Dios que quita el pecado del mundo, fue sacrificado en la cruz del calvario…poniendo un fin a los sacrificios continuos en el templo de Jerusalén.

Desde su fundación hace unos 60 años, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha adoptado aproximadamente 69 resoluciones en contra de cierta nación. Ningún otro país del mundo ha sido el blanco de tantas condenas por esta organización internacional.

¿Cuál cree usted que es el nombre de esa nación?

¿A lo mejor será Estados Unidos, Rusia, China, Irán, Irak o Corea del Norte?

¡No, de ninguna manera!

El receptor de tanta condenación mundial es el pequeño Estado de Israel.

Israel es un país aproximadamente del mismo tamaño de El Salvador, localizado en el medio oriente básicamente rodeado de muchos enemigos. En el presente la única nación que apoya y defiende a Israel son los Estados Unidos.

¿Pero por qué durante todas las edades el mundo ha odiado tanto al pueblo de Israel?
Porque Israel es el pueblo escogido de Dios, el mundo odia a Dios y como el mundo no le puede hacer ningún daño a Dios, entonces enfoca todo su odio y toda su ira sobre los elegidos de Dios.

“Y en aquel día yo pondré a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos; todos los que se la cargaren serán despedazados, bien que todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella.” Zacarias 12:3

“He aquí, no se adormecerá ni dormirá El que guarda a Israel.” Salmos 121:4

“Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré;” Gen 12:3

“Oh Dios, no guardes silencio;
No calles, oh Dios, ni te estés quieto.
Porque he aquí que rugen tus enemigos,
Y los que te aborrecen alzan cabeza.
Contra tu pueblo han consultado astuta y secretamente,
Y han entrado en consejo contra tus protegidos.
Han dicho: Venid, y destruyámoslos para que no sean nación,
Y no haya más memoria del nombre de Israel.
Porque se confabulan de corazón a una,
Contra ti han hecho alianza” Salmo 83:1-5

“Pedid por la paz de Jerusalén” Salmo 122:6