Marzo 29, 2024
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Las Pruebas De La Madurez

 
 

Esaú Crespo

Introducción:

¿Qué es la madurez? En la Biblia se usa constantemente la palabra "perfecto" que es traducción del término griego "teleion" para referirse a una persona con sólidas convicciones acerca de la doctrina cristiana. En vista de lo anterior podemos concluir que una persona con madurez cristiana es llamada "perfecta" porque ambas palabras "maduro" y "perfecto" son traducciones del mismo término griego "teleion". Algunos autores traducen el término como "adulto" o como "algo que llena su propósito para el cual fue creado".

Tenemos una ilustración en el libro primero de Reyes 15:14 donde se nos dice que el rey Asa fue de corazón perfecto porque cumplió con el propósito que Dios le encomendó.

El pasaje anunciado en el encabezamiento nos da algunas enseñanzas básicas acerca de la madurez cristiana.

I. La madurez se mide por la ingestión de alimento sólido (5:12,13)

Los lectores hebreos no mostraban madurez porque no adelantaban en el aprendizaje de las doctrinas cristianas diferentes a las que el autor menciona en nuestro pasaje. Ellos debían profundizar en el conocimiento de las verdades bíblicas para estar mejor equipados para la docencia en la comunidad cristiana.

El plan de Dios es que cada creyente sea un discipulador para que otros enseñen a otros y así se multiplique el pueblo de Dios. El crecimiento en la docencia bíblica del discipulado se ve claramente planteado por el apóstol Pablo en II Timoteo 2:2. La enseñanza del discipulado no es propia del Nuevo Testamento, sino que vemos la enseñanza también en el Antiguo Testamento como lo podemos ver en el libro de Números 11:226-29.

II. La madurez se ve en la capacidad de discernir el bien y el mal. (5:14)

  • El creyente con madurez sabe distinguir la línea que separa lo bueno de lo malo.
  • El creyente maduro sabe medir las consecuencias de sus acciones.
  • El discernimiento no se logra en los ejercicios académicos, sino en los embates de la vida cuando estamos enfrascados en el servicio al Señor.
  • El creyente maduro tiene como meta servir al Señor sin importar el precio que tenga que pagarse.

III. La madurez se mide en el hecho de que la doctrina bíblica nos refugia en la persona de Cristo. (6:1-6)

Nos sorprendemos de cómo las personas tienden a volverse teóricas del Texto Sagrado, pero con vidas sin propósito, sin compromiso para el servicio del Señor. Es sorprendente ver el alto porcentaje de personas que acuden a los seminarios para el aprendizaje teológico, pero no están en el ministerio, sino dedicados a labores muy particulares al ministerio de servicio al Señor.

Debemos aprender la doctrina bíblica para que nuestro servicio sea de acuerdo a la instrucción de la santa Biblia. En el Antiguo Testamento encontramos ejemplos de personas que tuvieron que pagar un precio muy alto por no servir de acuerdo a las instrucciones de Dios expresadas en su Palabra. Basta con mencionar dos ejemplos: el de los sacerdotes Nadab y Abiú (Lev. 10:1-3) que ofrecieron fuego extraño; y el de aquel que ayudó al rey David a llevar el arca a Jerusalén (II Samuel 6:1-7).

IV. La madurez se demuestra en el servicio a los demás. (6:7,8)

El Señor Jesucristo prometió que los que creamos en El seremos fuente de bendición para todos, comenzando con los que están en nuestra casa. La buena tierra que recibe la lluvia del Señor responde produciendo hierba fresca y apetitosa; de la misma manera, los creyentes maduros damos frutos para honra del Señor y bendición de nuestros semejantes. Los creyentes maduros no son como Jonás que llevó aflicción a personas inocentes, por causa de su rebelión contra Dios de no ir a predicar a Nínive. Estimado lector, quiero hacerle la siguiente pregunta: ¿Es Ud. bendición para los que están en su derredor?

¿Las personas se benefician espiritualmente de su presencia? ¿Cuántas personas han entregado sus vidas al Señor Jesucristo porque Ud. les testificó?

V. La madurez se ve en el servicio diligente. (6:9-12)

Un creyente maduro no necesita estímulos especiales para ser pronto en el servicio al Señor; sólo le basta obedecer el Texto Sagrado e involucrarse en algunos de los programas de la iglesia local para prestar su servicio al Señor.

Conclusión:

Nuestro pasaje nos da enseñanzas acerca de la madures cristiana, pero debemos considerar la información que nos dan los Evangelios acerca de la persona del Señor Jesucristo que es nuestro modelo de madurez por excelencia. Después conviene estudiar la vida de los apóstoles Pablo, Pedro, y de los diáconos Esteban y Felipe.

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Pasaje

Hebreos 5:11 - 6:12

5:11 Acerca de esto tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír.

5:12 Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido.

5:13 Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño;

5:14 pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.

6:1 Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios,

6:2 de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno.

6:3 Y esto haremos, si Dios en verdad lo permite.

6:4 Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo,

6:5 y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero,

6:6 y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio.

6:7 Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios;

6:8 pero la que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser maldecida, y su fin es el ser quemada.

6:9 Pero en cuanto a vosotros, oh amados, estamos persuadidos de cosas mejores, y que pertenecen a la salvación, aunque hablamos así.

6:10 Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún.

6:11 Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza,

6:12 a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.

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