Marzo 28, 2024
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La Necesidad De La Comunión Con Los Hermanos

 
 

Esaú Crespo

Introducción:

¿Qué motivo a Juda a apartarse de sus hermanos?

Posiblemente: La conducta maligna de sus hermanos (cap. 37) Quizá el alma de Judá quedó hastiada al recordar el pecado grosero y vulgar que la familia cometió al llevar a cabo la vileza de vender a José como si se tratara de un animal de carga; o posiblemente se decepcionó al observar los constantes pleitos de sus hermanos. (Cap. 37:2). O pudo ser que lo motivara el deseo de probar las experiencias de un mundo sin las presiones morales que existían en el seno de la familia patriarcal de Israel. Cualquiera que haya sido el motivo, no había ninguna justificación para dejar la comunión con los miembros de la familia de la fe.

Cuando pensamos en esta situación podemos hacer la comparación con los problemas que ocurren en las iglesias locales donde las situaciones adversas se suceden con harta frecuencia; pero aún con todo eso no podemos abandonar la iglesia local porque Dios nos ha puesto allí para que seamos modelos para los demás hermanos; por otra parte, nuestro deber es obedecer al Señor en el servicio en el lugar donde Él nos ha colocado; si los demás miembros no son fieles, ellos darán cuenta a Dios, pero yo debo permanecer fiel al Señor, ayudando a mis demás hermanos en la fe. ¿Qué más pudo ser la causa de la separación?

Posiblemente el aburrimiento que trae la rutina del servicio y el deseo de nuevas experiencias espirituales. A veces caemos en la trampa de pensar que en otra iglesia puedo tener algún crecimiento espiritual mayor porque en aquella iglesia los miembros tienen experiencias que yo no tengo en mi congregación; pero debemos recordar que el crecimiento espiritual de un creyente no viene por alguna experiencia mística que yo pueda tener, sino sólo a través del estudio disciplinado y consecuente de la Biblia, la Palabra de Dios. (II Corintios 11:3-4). Quizá el sistema de trabajo de la iglesia no me satisfaga, pero si los hermanos o los sistemas de trabajo de la iglesia no le satisfacen, entonces piense bien en lo que dice la Palabra de Dios en Hebreos 10:25: "No dejando de congregarse como algunos tienen por costumbre"... ¿Qué lecciones aprendemos en la decisión que tomó Judá?

I. Una decisión equivocada (38:1a)

  • Dios bendice la comunión cristiana. (Salmo 133)

    Este salmo tan pequeño, pero poderoso nos hace ver la importancia de que los creyentes permanezcamos unidos como un cuerpo que es la iglesia local.

  • Dios la ordena (Hebreos 10:25)

    En los días cuando comenzó la iglesia del Señor ya había personas que descuidaban sus deberes como miembros de una iglesia local.

  • Porque dos son mejores que uno. (Eclesiales 4:9-10)

    Nadie puede llevar a cabo la obra de Dios con su esfuerzo personal aislado; Dios ha diseñado su obra de una manera tan sabia de manera que todos podamos dar nuestra aportación para que la obra del Señor siga adelante. Conviene hacer una reflexión acuciosa del primer libro de los Corintios cap. 12 donde el apóstol Pablo hace una exposición de los dones del Espíritu Santo y de la manera como cada miembro de la iglesia local es llamado por Dios para hacer la obra de acuerdo a los planes de Dios.

  • Porque en la reunión de los santos está la presencia de Jesús. (Eclesiales 4:9-10)

    El Señor nos dice que donde están dos o tres congregados en su nombre, allí está Él. (Mateo 18:20)

II. Una decisión que trajo sufrimientos a otros (l b. Sig).

  • Su hijo primogénito salió malvado. (38:7)

    No hay evidencias de que Judá educara a sus hijos en el conocimiento de la Palabra de Dios. La ausencia de la exhortación de la familia de la fe hizo que Judá perdiera su distintivo como miembro de la familia de la fe.

  • Su segundo hijo fue rebelde contra Dios y su Padre. (38:8,10) ¿Qué se puede esperar de una persona que no ha recibido la formación cristiana que es responsabilidad de sus progenitores?

  • Sus dos hijos mayores murieron jóvenes. Debido a su rebelión contra Dios pasaron a la eternidad en su temprana edad.

  • Expuso a su nuera a la muerte. (38:24)

  • Acarreo un estigma sobre dos gemelos inocentes (27-30). Biológicamente eran sus hijos, pero legalmente eran sus nietos.

III. Una decisión que mancho la dignidad de un príncipe.

  • Tenía función de juez (V. 24)

  • Tenia un sello un cordón y un báculo, prendas de personas distinguidas en aquellos días.

  • Era distinguido entre los hijos de Jacob. Observe la profecía de su padre Jacob en cuanto a la persona de Judá y el futuro de su descendencia. (Génesis 49:8-12)

  • De su descendencia surgió el rey David y el Señor Jesucristo.

  • Perdió la fuerza moral porque podemos ver con qué facilidad se unió a una prostituta que le ofreció su cuerpo a cambio de un cabrito. (38:2) (38:15-18) La comunión con los hermanos contribuye a que nuestra resistencia moral al pecado sea fuerte, pero a medida que nos alejamos de la comunión con los hermanos, la resistencia moral se va debilitando hasta que llegamos a niveles que nos llevan a los pecados más groseros que se puedan cometer.

  • Perdió la dignidad de un príncipe.

Conclusión:

El deseo de Dios es que su iglesia local permanezca unida y que cada miembro, conforme a la indicación de la Biblia, procure hacer todo lo posible para se mantenga la comunión de todos los creyentes y que de esa manera con el esfuerzo de todos llevemos adelante la obra que el Señor ha puesto bajo la responsabilidad de la iglesia local.

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Pasaje

Génesis 38

1 Aconteció en aquel tiempo, que Judá se apartó de sus hermanos, y se fue a un varón adulamita que se llamaba Hira.

2 Y vio allí Judá la hija de un hombre cananeo, el cual se llamaba Súa; y la tomó, y se llegó a ella.

3 Y ella concibió, y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Er.

4 Concibió otra vez, y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Onán.

5 Y volvió a concebir, y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Sela. Y estaba en Quezib cuando lo dio a luz.

6 Después Judá tomó mujer para su primogénito Er, la cual se llamaba Tamar.

7 Y Er, el primogénito de Judá, fue malo ante los ojos de Jehová, y le quitó Jehová la vida.

8 Entonces Judá dijo a Onán: Llégate a la mujer de tu hermano, y despósate con ella, y levanta descendencia a tu hermano.

9 Y sabiendo Onán que la descendencia no había de ser suya, sucedía que cuando se llegaba a la mujer de su hermano, vertía en tierra, por no dar descendencia a su hermano.

10 Y desagradó en ojos de Jehová lo que hacía, y a él también le quitó la vida.

11 Y Judá dijo a Tamar su nuera: Quédate viuda en casa de tu padre, hasta que crezca Sela mi hijo; porque dijo: No sea que muera él también como sus hermanos. Y se fue Tamar, y estuvo en casa de su padre.

12 Pasaron muchos días, y murió la hija de Súa, mujer de Judá. Después Judá se consoló, y subía a los trasquiladores de sus ovejas a Timnat, él y su amigo Hira el adulamita.

13 Y fue dado aviso a Tamar, diciendo: He aquí tu suegro sube a Timnat a trasquilar sus ovejas.

14 Entonces se quitó ella los vestidos de su viudez, y se cubrió con un velo, y se arrebozó, y se puso a la entrada de Enaim junto al camino de Timnat; porque veía que había crecido Sela, y ella no era dada a él por mujer.

15 Y la vio Judá, y la tuvo por ramera, porque ella había cubierto su rostro.

16 Y se apartó del camino hacia ella, y le dijo: Déjame ahora llegarme a ti: pues no sabía que era su nuera; y ella dijo: ¿Qué me darás por llegarte a mí?

17 El respondió: Yo te enviaré del ganado un cabrito de las cabras. Y ella dijo: Dame una prenda hasta que lo envíes.

18 Entonces Judá dijo: ¿Qué prenda te daré? Ella respondió: Tu sello, tu cordón, y tu báculo que tienes en tu mano. Y él se los dio, y se llegó a ella, y ella concibió de él.

19 Luego se levantó y se fue, y se quitó el velo de sobre sí, y se vistió las ropas de su viudez.

20 Y Judá envió el cabrito de las cabras por medio de su amigo el adulamita, para que éste recibiese la prenda de la mujer; pero no la halló.

21 Y preguntó a los hombres de aquel lugar, diciendo: ¿Dónde está la ramera de Enaim junto al camino? Y ellos le dijeron: No ha estado aquí ramera alguna.

22 Entonces él se volvió a Judá, y dijo: No la he hallado; y también los hombres del lugar dijeron: Aquí no ha estado ramera.

23 Y Judá dijo: Tómeselo para sí, para que no seamos menospreciados; he aquí yo he enviado este cabrito, y tú no la hallaste.

24 Sucedió que al cabo de unos tres meses fue dado aviso a Judá, diciendo: Tamar tu nuera ha fornicado, y ciertamente está encinta a causa de las fornicaciones. Y Judá dijo: Sacadla, y sea quemada.

25 Pero ella, cuando la sacaban, envió a decir a su suegro: Del varón cuyas son estas cosas, estoy encinta. También dijo: Mira ahora de quién son estas cosas, el sello, el cordón y el báculo.

26 Entonces Judá los reconoció, y dijo: Más justa es ella que yo, por cuanto no la he dado a Sela mi hijo. Y nunca más la conoció.

27 Y aconteció que al tiempo de dar a luz, he aquí había gemelos en su seno.

28 Sucedió cuando daba a luz, que sacó la mano el uno, y la partera tomó y ató a su mano un hilo de grana, diciendo: Este salió primero.

29 Pero volviendo él a meter la mano, he aquí salió su hermano; y ella dijo: ¡Qué brecha te has abierto! Y llamó su nombre Fares.

30 Después salió su hermano, el que tenía en su mano el hilo de grana, y llamó su nombre Zara.

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